Cuando eufóricamente me expresa su pensamiento como postura correcta y equivocada mi forma de pensar, siento acalorarse mis mejillas y aprieto la boca, muerdo mis dientes. Con el pasar de los años me vuelvo menos impulsiva ; esa reacción por el motor de mi sangre y por mi pecho arrebatado me ha llevado ,mas de una vez, a un arrepentimiento posterior. Sin embargo, las discusiones tienen en mi vida un significado importante, me han permitido “ver” muchas cosas.
Tomo mi tiempo en pensar sobre el impulso que nos lleva a la acción destructora o creadora. Recuerdo sucesos de mi histeria juvenil y reaccionaria : discusiones con objeto de imposición de ideales, con el absurdo afán de convencer y recriminar ,y por otra parte , el nacimiento de un estímulo productivo, de sentir que ciertas emociones fuertes me han servido de motor para poner en movimiento mi creatividad o la búsqueda desde tantas preguntas.
Hay sentimientos que seguiré teniendo, cierta euforia, hinchazón de yugular que por mas que intente la razón aquietar, está dentro de mi, como parte de mi esencia. Fuerza interior que me ha llevado ha ser hoy.
Pero ¿ porqué cada vez se discute con menos contenido?... con menos dialogo , tanta discusión agresiva sin sentido. Extraño los tiempos en que oía a gente en una mesa de reunión discutir sobre temas que se tornaban tan interesantes . Donde permitía la reunión familiar,de amigos, de colegas, de vecinos , ciertos acaloramientos con pensamientos fuertes frente a su ideología. Anhelo la gente con ideología.
Vivo a diario los medios informativos amarillistas, los espectáculos mediocres que nos subestiman, las palabras gastadas en frases huecas y las mentiras, el tiempo invertido en obligaciones capitalistas, el individualismo mezquino, la vida en tiempo acelerado a extremos de stress, el precio a todo, violencia en palabras, violencia de pensamiento, violencia en acción física, el estímulo a la aculturación, la xenofobia, el masoquismo, la victimización como modo de vida práctico.
He creado mis antídotos con la vacuna contenedora de besos de mi hijo, disfrutando de una buena comida, del gozo de un buen libro, de paisajes naturales, de la risa, del silencio en armonía, del esfuerzo del trabajo placentero, de proyectos, de ilusiones, de sueños, de seducciones de hombres maravillosos, de charlas extensas y profundas con amigos.
De vez en cuando tomo distancia, reflexiono, como individuo social, estoy dentro de la sociedad y poco tengo en cuenta a la comunidad, al otro, Demasiado ruido aturde y tantas luces encandilan, nos lleva a perder el sentido, a olvidarnos del que está a nuestro lado. Gran parte de mi rutina es automatizada, mi camino al trabajo, ciertas actividades que realizo sin notar. A veces he reaccionado en el instante en que estaba viviendo sin saber, en que estaba haciendo sin sentir, y me asombro y me asusto.
Parto de mi como un “yo” en palabras, mi voz es anónima y a su vez es la tuya.
Hay ciertas realidades que preferimos no ver, no se nos prepara para eso, nuestra educación oculta y nos insensibiliza. La familia como grupo primario está incomunicada en la irónica era de la comunicación.
Estamos adormecidos por usar mal la tecnología. Hay una revolución tecnológica que se nos mete en la piel, en la mente, nos duerme de a poco, y nos doblega. Nos estamos volviendo a nosotros mismos robots insensibles.
Creemos una vacuna colectiva porque temo que en un futuro empecemos a nacer de hojalata…
Paula Vasquez nov. 2007
1 comentario:
gracias por mostrar esto.
simplemente gracias.
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